Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
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Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
Gabriel García Márquez

Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.
Gabriel García Márquez