No he dejado de escribirte,
ni de pensarte, ni de extrañarte,
ni de quererte, ni de amarte.
Solo dejé de enviarte lo que escribo,
de decirte que te pienso,
de reclamarte porque te extraño,
de decirte que te quiero
y de admitir que te amo.
Aprendí que quien no te busca no te extraña y quien no te extraña no te quiere.
Que quien te quiere te busca, piensa en ti y te lo demuestra.
Que hay que creer en hechos, no en palabras.
Aprendí que cuando las palabras fallan, la música habla.
Que no importa que tan fuerte seamos, todos necesitamos en ...