Me he acostumbrado,
(así, como quien no quiere la cosa)
a los domingos sin resaca,
al amor sin golpes
y a la gente sin doblez.
No es que mi vida sea menos emocionante:
es que las emociones son reales, son sencillas.
Y por tanto,
hacen bien. Ana Elena Pena
Se enamoró
de quien no imaginaba,
de quien no esperaba y
de quien no estaba buscando.
Desde ese momento aprendió que el amor
no se elige.
Es él quien nos elige a nosotros.