No sabía dejar ir. Le di muchas oportunidades. A mí me enseñaron a
luchar por lo que quería y yo lo amaba y, según mi creencia, renunciar estaba
prohibido. Creo que en el fondo me retiraba muy, muy lento; como para
darle tiempo de que se arrepintiera del daño que me hacía. Sin mirar atrás,
me fui poco a poco. Un paso y luego otro, todos pequeñitos, creyendo que
en algún momento me alcanzaría para decirme que había recapacitado y
lucharía por nuestra relación, Me pasó que, después de alejarme un poco,
volteé a mirar al lugar donde se quedó, y él ya se había ido.
— Le conté a un Colibrí, Denise
Márquez
Estaremos encantados de escuchar lo que piensas