No he dejado de escribirte,
ni de pensarte, ni de extrañarte,
ni de quererte, ni de amarte.
Solo dejé de enviarte lo que escribo,
de decirte que te pienso,
de reclamarte porque te extraño,
de decirte que te quiero
y de admitir que te amo.
Estaremos encantados de escuchar lo que piensas