«𝗟𝗮𝘀 𝗺𝘂𝗷𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗮́𝗻 𝗳𝗶𝘀𝗶𝗼𝗹𝗼́𝗴𝗶𝗰𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗰𝗮𝗽𝗮𝗰𝗶𝘁𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲𝗿 𝘂𝗻𝗮 𝗺𝗮𝗿𝗮𝘁𝗼́𝗻»
Cuando Roberta Gibb solicitó correr en la maratón de Boston de 1966 la rechazaron diciendo: «Las mujeres no están fisiológicamente capacitadas para correr una maratón, y no podemos asumir la responsabilidad».
El día de la maratón, Bobbi Gibb se escondió entre los arbustos y esperó a que empezara la carrera. Cuando había pasado la mitad de los corredores, se metió en la carrera.
Llevaba las bermudas de su hermano, un par de zapatillas de deporte de niño (no había zapatillas femeninas para correr), un traje de baño negro y una sudadera o buzo para ocultar que era una mujer. A medida que se adentraba en el enjambre de corredores, Gibb empezó a sentirse acalorada, pero no se quitó la sudadera. «Sabía que si me veían, iban a intentar pararme», dijo. «Incluso pensé que podrían arrestarme».
Los corredores que se encontraban cerca de Gibb no tardaron en darse cuenta de que ella no era un hombre más. Gibb esperaba que la echaran de la carrera o llamaran a la policía. En cambio, los otros corredores le dijeron que si alguien intentaba interferir en su carrera, lo impedirían. Finalmente, Gibb se sintió segura y tranquila y se quitó la sudadera.
En cuanto se enteraron de que había una mujer corriendo en la maratón, la multitud estalló, no de ira o rechazo, sino de pura alegría, recuerda. Los hombres aplaudían. Las mujeres lloraban.
Cuando llegó al Wellesley College (Universidad exclusiva para mujeres ubicada a mitad de camino de la competencia) la noticia de su carrera se había extendido, pues incluso la radio comenzó a informar sobre su progreso en la competición, y las alumnas la esperaban saltando y gritando. El gobernador de Massachusetts la recibió en la meta y le estrechó la mano. La primera mujer que había corrido una maratón había acabado entre el primer tercio de los corredores, en tres horas, veintiún minutos y cuarenta segundos, posición 126 sobre 540 corredores.
Bobby Gibb era estudiante de la Universidad de California en San Diego al momento de la carrera. Luego quiso estudiar medicina, pero se le negó la admisión en la escuela, por ser mujer. Después de trabajar unos años estudió Derecho.
En el año 2016, 50 años después, fue oficialmente reconocida como la primera mujer en haber corrido la maratón de Boston.
