La poesía huye a veces de los libros para anidar extramuros en la calle en el silencio en los sueños en la piel en los escombros incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios de los comerciantes o de los lechuginos de televisión.
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La poesía huye a veces de los libros para anidar extramuros en la calle en el silencio en los sueños en la piel en los escombros incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios de los comerciantes o de los lechuginos de televisión.
Joaquín Sabina