La democracia constituye necesariamente un despotismo por cuanto establece un poder ejecutivo contrario a la voluntad general. Siendo posible que todos decidan contra uno cuya opinión pueda diferir la voluntad de todos no es por tanto la de todos lo cual es contradictorio y opuesto a la libertad.
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La democracia constituye necesariamente un despotismo por cuanto establece un poder ejecutivo contrario a la voluntad general. Siendo posible que todos decidan contra uno cuya opinión pueda diferir la voluntad de todos no es por tanto la de todos lo cual es contradictorio y opuesto a la libertad.
Immanuel Kant