Era tan apremiante la pasión restaurada, que en más de una ocasión se miraron a los ojos
cuando se disponían a comer, y sin decirse nada taparon los platos y se fueron a morirse de hambre y de amor en el dormitorio.
Entonces le pregunté: - ¿ Cómo es posible que una misma persona te haga sentir de lo mejor y, al mismo tiempo por cualquier error te haga sentir de lo peor? Me respondió : Eso se llama amor.