Mi almohada amaneció vacía. La noche
se había robado todos los relojes del mundo
y la mañana se había quedado dormida.
Afuera de las ventanas, todavía no habían
puesto las calles, ni colgado los gorriones
de los cables ni despabilado a un solo gallo
de este lado del hemisferio. Desperte,y ya
no fabricaban matices ámbar en los cielos,
ni plantaban primaveras en las raíces de
los arboles. Y qué me quedaba a mí, más
que buscarte entre tanta nada, más que
abrazarme al vacío de mi almohada,
más que soñarte y seguir viviendo.
Estaremos encantados de escuchar lo que piensas